A Kiara se le aceleró el pulso mientras Becky y ella se apresuraban a entrar en la clínica, con el corazón palpitándole con creciente temor. Kiara deambuló por los pasillos vacíos, su voz resonaba en el silencio estéril mientras llamaba a Luna.
Cada llamada sin respuesta erosionaba su esperanza y la sustituía por una creciente y desgarradora sensación de desesperación. El silencio de la clínica se apoderó de ella, amplificando el latido angustioso de su corazón mientras avanzaba por los pasillos desiertos, decidida pero cada vez más asustada.