Susan se dedicó a la recuperación de Margo, colmándolo de amor y asegurándose de que se sintiera seguro. A medida que su vínculo se estrechaba, Susan supo que no podría soportar separarse de él. Con el corazón lleno de gratitud, decidió adoptar oficialmente a Margo.
En los días siguientes, Susan encontró consuelo en el apoyo de su comunidad y en la seguridad de su querida compañera. Al ver a Margo jugar a la luz del sol, Susan sintió una profunda paz. Los horrores de la traición del Dr. Wilson habían quedado atrás, sustituidos por el amor y la seguridad que tanto les había costado recuperar. Juntas, seguirían adelante, inquebrantables.