Un perro no deja de abrazar a su amigo antes de dormirlo: la razón te dejará sin palabras

Siguieron el sonido, con pasos cautelosos, hasta una gran estantería. El ruido se hizo más fuerte, un suave zumbido mecánico que parecía fuera de lugar en la consulta de un veterinario. Los ojos de Ruby se abrieron de par en par al notar una anomalía.

«Susan, mira», susurró, señalando un hueco en el borde de la estantería. El hueco sugería que la estantería no estaba fijada a la pared como debería. Susan respiró entrecortadamente. «Una puerta secreta…», murmuró, con el corazón latiéndole con fuerza. Con manos temblorosas, tiró de la estantería.