A pesar de la avalancha de apoyo, las pistas viables seguían siendo escasas. Sin embargo, Susan y Ruby no cejaron en su empeño. Impulsadas por el profundo afecto que sentían por Margo, analizaron todas las respuestas, persiguieron posibles avistamientos y planificaron meticulosamente cada día de búsqueda.
Se produjo un gran avance cuando el propietario de una tienda de animales se puso en contacto con Susan para informarle de que había visto al Dr. Wilson comprando suministros médicos inusuales, artículos que distaban mucho de lo que cabría esperar de una visita rutinaria al veterinario. Este extraño comportamiento provocó una nueva oleada de inquietud en Susan. Su corazón se aceleró mientras repasaba el relato del dueño de la tienda de animales y su mente se agitaba de preocupación.