Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Pasaron horas mientras Peter permanecía sentado en silencio, mirando el garaje, ahora vacío. Había abierto su corazón y su hogar a extraños, sólo para ser engañado. Sin embargo, a pesar de su rabia, una parte de él esperaba que la familia estuviera a salvo. El conflicto de emociones le dejó exhausto y entumecido.

La noticia se extendió rápidamente entre los vecinos. Su colega llegó a su puerta con la preocupación dibujada en el rostro. «Me he enterado de lo del coche», le dijo amablemente. «¿Estás bien? Peter asintió, forzando una débil sonrisa. «Estaré bien», respondió, aunque las palabras le parecieron huecas.