Al salir de su aturdimiento, Peter llamó a la policía para denunciar el robo. «Tengo que denunciar el robo de un vehículo», dijo con voz temblorosa. El agente que le atendió escuchó pacientemente mientras Peter le explicaba lo sucedido. «Comenzaremos la investigación inmediatamente», le aseguró.
Al colgar, Peter se sintió vacío. Se sentó pesadamente en el sofá y repasó mentalmente los acontecimientos de los últimos días. Las confesiones llorosas de Natalie, las risas de los niños… todo parecía tan auténtico. «¿Algo de todo aquello era real?», se preguntó, con los pensamientos revueltos.