Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Peter dudó si investigar o no, pero al final se quedó en la cama, convenciéndose de que no era nada. Aun así, no le resultó fácil conciliar el sueño. Los ruidos permanecían en su mente, cada vez más fuertes en su imaginación. Por la mañana, sus nervios estaban crispados y decidió quitarse de la cabeza los extraños sonidos.

Cuando Peter salió para ir a trabajar, su vecina, la señora Henderson, le llamó desde el jardín. «Peter, ¿podemos hablar un momento?», le preguntó con voz preocupada. Él se acercó, forzando una sonrisa. «Buenos días, señora Henderson. ¿Qué tiene en mente?»