Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Peter suspiró y asintió. «De acuerdo, tomémoslo día a día», dijo, su voz traicionando su conflicto interior. Natalie se volvió hacia él, con los ojos llenos de gratitud. «Gracias, Peter. De verdad», dijo con voz temblorosa. Él forzó una sonrisa, pero no pudo deshacerse de su malestar.

Aquella noche, Peter estaba tumbado en la cama, dando vueltas en la cama mientras sus pensamientos se agitaban. Justo cuando empezaba a quedarse dormido, volvieron los débiles ruidos: un suave arrastrar de pies, un golpe sordo y luego el silencio. El corazón le latía con fuerza mientras se incorporaba y se esforzaba por escuchar. «¿Y ahora qué?», murmuró en voz baja.