Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Esa noche, mientras Peter yacía en la cama, la quietud de la casa se sentía más pesada que de costumbre. Sólo había ofrecido refugio a Natalie y a sus hijos durante una noche, pero su mente ya estaba llena de dudas. La idea de extraños en su garaje le inquietaba, a pesar de sus mejores intenciones.

A medida que pasaban las horas, unos débiles ruidos empezaron a filtrarse en el silencio. Un ruido sordo y luego el crujido de algo que se movía. Peter se incorporó y su corazón se aceleró. «Probablemente no sea nada», se dijo a sí mismo, pero los sonidos desconocidos fueron suficientes para incitarle a actuar.