Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Peter los condujo a través de su propiedad hasta el garaje. Dentro, cogió mantas y almohadas y se apresuró a hacer una cama improvisada en un rincón. Los niños, Ben y Lucy, se aferraron a su madre con los ojos muy abiertos y nerviosos. «Soy Peter. Aquí estaréis seguros», les aseguró. La madre se llamaba Natalie.

Aquella noche, a Peter le costó conciliar el sueño. Se quedó despierto en su cama de matrimonio, mirando al techo, con las preguntas arremolinándose en su mente. ¿Había hecho lo correcto? ¿Era bondad o ingenuidad? Una vocecita interior le susurró que no importaba, que lo importante era ayudar.