La naturaleza extraña e inquietante de la situación no hizo más que aumentar su ansiedad, mientras se preguntaba por las implicaciones de sus misteriosas acciones y las posibles razones de su secretismo. Cogió las llaves con manos temblorosas, sintiendo el metal frío y pesado en su mano.
La comisaría era austera y poco acogedora, llena de luces fluorescentes que proyectaban un resplandor estéril sobre todo. Las paredes estaban pintadas con colores apagados y monótonos que aumentaban la sensación general de incomodidad. Jacob estaba sentado solo en una pequeña sala de interrogatorios, con los nervios a flor de piel mientras esperaba la llegada del detective.