Jacob salió del coche y se dirigió a la puerta de su casa, con el aire fresco de la noche rozándole la cara. Una vez dentro, se dirigió al salón, deseoso de relajarse y descansar después del día.
Se sentó en el cómodo sillón reclinable y una sensación de alivio le invadió mientras se acomodaba. Cogió una cerveza fría de la nevera, la abrió con un siseo satisfactorio y bebió un sorbo largo y refrescante. Con un suspiro de satisfacción, Jacob cogió el mando a distancia y encendió la televisión.