Sus palabras, aunque sencillas, transmitían una profunda sensación de alivio y agradecimiento. Jacob asintió con la cabeza, observando cómo ella recogía su pequeña mochila y se preparaba para marcharse. El momento le pareció importante, una interacción pequeña pero significativa en la tranquila extensión de la noche.
«No hay problema», respondió él, observando cómo ella abría la puerta y salía. La parada parecía oscura, desierta y triste. Jacob se volvió hacia Lena y le preguntó: «¿Estás segura de que vendrá un autobús a estas horas? Esta estación parece abandonada»