Desde el momento en que la mujer subió al avión, Sandra tuvo una sensación extraña. No sabía muy bien qué era, pero algo en ella le decía que prestara mucha atención… ¿Qué pasa? ¿Qué intenta decirme? Pensó Sandra, pensativa. Se mordió el labio y entrecerró los ojos para verla mejor.
A medida que la mujer avanzaba por el pasillo, la intuición de Sandra la impulsaba a fijarse en cada aspecto de su aspecto y comportamiento. La mujer, que parecía tener unos veinte años, irradiaba una especie de energía nerviosa que parecía cargar la atmósfera a su alrededor. Sus ojos parpadeaban rápidamente por la cabina, escudriñando y sin detenerse demasiado en una sola dirección; era como si estuviera alerta, tal vez temiendo algo o a alguien..