Una joven no para de hacer señales con la mano en un avión; cuando la azafata se da cuenta, alerta a las autoridades

El olor a café salía de la cocina, se mezclaba con el aire reciclado y recordaba a Sandra las largas horas de vuelo que le esperaban. Anotó mentalmente las acciones de la mujer: la forma en que miraba por la ventanilla y luego echaba un rápido vistazo a la cabina, y el nervioso golpeteo de su pie. Estos pequeños detalles llamaron la atención de Sandra y le indicaron que no todo iba bien.

Mientras empujaba el carrito de bebidas por el pasillo, no dejaba de mirar a la mujer, intentando captar su atención y ofrecerle una sonrisa tranquilizadora. Estaba dispuesta a actuar, a ofrecer ayuda o simplemente a escuchar, en cuanto viera un hueco. Su determinación era clara, respaldada por una mezcla de preocupación y una pizca de esperanza de poder marcar la diferencia.