Un niño hace señales extrañas con las manos durante el vuelo. Cuando la azafata se da cuenta, ordena aterrizar el avión

Acercándose a ellos con pasos medidos, Carole empezó: «Disculpen» Su voz, suave pero firme, captó su atención. La mujer se volvió, con un gesto de sorpresa en el rostro, mientras el chico miraba a Carole con cauteloso interés. Respirando hondo, Carole continuó: «Os debo una disculpa»

Su sinceridad resonó en sus palabras al confesar: «Dejé que mis propios miedos nublaran mi juicio. Malinterpreté vuestros gestos, y por eso, lo siento de verdad» Hizo una pausa, esperando ser perdonada a pesar de su error. El peso de sus palabras flotaba en el aire, prueba de su auténtico remordimiento.