Con expresión pensativa, miró a la mujer y le preguntó: «¿Es usted su tía?» La mujer asintió, con la mirada fija. «Sí, es cierto», confirmó. «Su madre no ha podido venir, así que le acompaño yo» Esta revelación inyectó una nueva capa de complejidad a la situación, dejando a todos los presentes en vilo, a la espera del siguiente giro de los acontecimientos.
«Verá, se pone ansioso, sobre todo en lugares como éste», continuó la mujer, y su explicación desplegó una narrativa muy distinta de la que Carole y sus colegas habían imaginado en un principio. La tensión en el pecho de Carole se relajó ligeramente al escuchar, dándose cuenta de la complejidad de la situación. ¿Cómo había podido malinterpretarla tan drásticamente?