A una anciana de 89 años le niegan un asiento en clase preferente: ¡su identidad revela un giro sorprendente!

Un amable empleado del aeropuerto fue la clave para que la Sra. Wilson llegara a la puerta correcta. «Señora, parece que se ha perdido, ¿puedo ayudarla en algo?», le preguntó el empleado. La Sra. Wilson asintió con la cabeza. Por fin alguien la trataba con un poco de respeto…

Cuando la señora Wilson llegó a la puerta de embarque, ya había varios pasajeros haciendo cola para embarcar. El hombre que comprobaba los billetes le sonrió con condescendencia, echó un vistazo a la información sobre su vuelo y su asiento y la dejó pasar a donde tenía que estar. Le sugirió que no se moviera del sitio para no perderse en el aeropuerto por segunda vez.