Un día, Andrew llegó tarde a la iglesia. Entró en el edificio y se dio cuenta de que había olvidado el material para la ceremonia de la mañana. Le pidió a Helen que se lo consiguiera, confiando en su generosidad y disposición. Helen, siempre tan amable, accedió sin dudarlo.
Poco podía imaginar que aquel día cambiaría su vida para siempre. Cuando iba a buscar el material, su coche fue atropellado por un camión que circulaba a gran velocidad. Helen fue trasladada inmediatamente al hospital, donde se encontraba en estado crítico.