Cuando Harold se acercó a ella, había una urgencia en su mirada que incomodó a Julia. Casi parecía como si quisiera que se comprometiera con él antes de que ella pudiera reconsiderarlo. Sin embargo, Julia no pensaba cambiar de opinión. Era consciente de lo que podía ganar casándose con él.
Cuando él vio que ella no iba a ninguna parte, se arrodilló y le hizo una propuesta que ella apenas recuerda. Sólo podía pensar en los ojos escrutadores de los padres reunidos en el patio del colegio. Podía adivinar lo que estaban pensando y, sinceramente, estaba tan desconcertada como ellos. Sin embargo, fingió una sonrisa, abrazó a Harold y aceptó convertirse en su esposa.