De vez en cuando, rompía ese ciclo monótono. En esos raros días, quedaba con sus amigas para una noche de chicas en un pub cercano. Tomaban cócteles y compartían risas, pero esas noches ya no eran lo mismo. La mayoría de sus amigas ya estaban casadas o tenían hijos, mientras que las que seguían solteras tenían sus propias vidas apasionantes y compromisos, lo que a menudo limitaba su disponibilidad.
A pesar de todo, Julia adoraba su trabajo de maestra de primaria. No hay nada como la chispa de comprensión en la cara de un niño cuando comprende un nuevo concepto o desarrolla una nueva habilidad. La gratificación que le producían sus progresos no tenía precio. Estaba orgullosa de su carrera, pero una parte de ella deseaba una vida un poco diferente. Anhelaba el lujo de viajar con el amor de su vida y sus hijos, ver puestas de sol con ellos y compartir experiencias emocionantes. Anhelaba un toque de aventura en su vida ordinaria.