A pesar de los moratones acumulados por los incesantes empujones y arrastres, Elena no podía discernir si las ballenas albergaban o no intenciones maliciosas. Sin embargo, se dio cuenta de algo al observar un sutil cambio en el comportamiento de las ballenas.
Con creciente claridad, Elena comenzó a comprender la verdadera naturaleza de lo que se estaba desarrollando ante ella, una revelación que tenía el potencial de cambiarlo todo.