Encargó a los trabajadores que trataran de averiguar en qué parte del cuerpo se encuentra la protuberancia. Para ello, habría que mover un poco la serpiente. La mayoría de los trabajadores dudaban sobre si debían hacerlo. ¿Y si la serpiente les atacaba? Entonces uno de ellos toma las riendas de la situación.
El valiente trabajador decidió que sería él quien se pondría en peligro para garantizar la seguridad de los demás. Entonces, otros 2 valientes trabajadores decidieron que iban a tirar de la cola de la serpiente, para intentar estirarla. Así podrían determinar con precisión dónde se encontraba la protuberancia. Resultó que la suerte estaba de su lado.