En medio de un ambiente elegante, aporta un toque de encanto juguetón. Su improvisado ataque es un recordatorio de que, a veces, los mejores recuerdos de una boda son los imprevistos. En su búsqueda de un bocado, este perro roba el espectáculo y nuestros corazones.
En esta boda, el entretenimiento tradicional pasó a un segundo plano en favor de algo más excéntrico. Aunque la escena es un poco incómoda, las risas de los invitados de fondo lo dicen todo. Es el testimonio de una pareja que se atrevió a ser diferente en su día especial.