Aunque se alegró de que se llevaran al perezoso a un lugar donde pudiera estudiarse y conservarse adecuadamente, también sintió orgullo. Su pequeña ciudad, antes conocida sólo por sus bosques y su nieve, aparecía ahora en el mapa como el lugar de un hallazgo extraordinario.
Meses después, el perezoso conservado se convirtió en la pieza central de una exposición en un museo de historia natural, atrayendo a visitantes de todo el país. El descubrimiento no sólo supuso el reconocimiento de Pine Hollow, sino que también despertó un renovado interés por la historia natural de la zona.