El bloque de hielo estaba fuera, con su oscuro contenido oculto bajo una lona colocada a toda prisa. Había pensado en llamar a más gente, pero el peso del descubrimiento y la posibilidad de que se desatara el caos le hicieron decidirse por el silencio. Por el momento, Sophie era la única persona en la que confiaba para que le ayudara a entenderlo.
Por fin, los faros cruzaron la calzada nevada. La camioneta de Sophie se detuvo y ella salió, envuelta en su gruesa parka de invierno y con la mochila colgada de un hombro. Su aliento resoplaba en el aire helado mientras saludaba con la mano.