Un granjero fue al bosque a por leña, pero encontró algo escalofriante encerrado en hielo.

Henry pisó con fuerza los escalones del porche y entró en la cabaña, agradecido por el calor de la estufa de leña que crepitaba en un rincón. Se sacudió el frío del abrigo y cogió el teléfono de la encimera.

Sólo había una persona en la que confiaba para que le ayudara a entender este descubrimiento: su prima, Sophie Clarke. Sophie era una ecóloga que había pasado años estudiando los ecosistemas árticos. Aunque ahora vivía en Pine Hollow, había trabajado en expediciones de investigación tan al norte como la isla de Ellesmere.