Jeremy se apresuró a volver dentro, con la respiración agitada mientras buscaba a tientas su portátil. Tecleó una búsqueda frenética: Cómo cuidar a los gatitos si eres alérgico a ellos. Hizo clic en el primer vídeo que apareció, tratando de encontrar una solución a este extraño aprieto.
Pero a medida que el vídeo se reproducía, los ojos de Jeremy volvían al perro que estaba fuera y a los sonidos apagados que sonaban en su mente. Entonces se dio cuenta de que los sonidos no coincidían. No eran en absoluto los quejidos agudos de los gatitos. Había algo diferente en ellos, algo que no encajaba.