Un hombre encuentra un osezno a punto de congelarse, ¡pero lo que escondía bajo el vientre es increíble!

Sus pensamientos se trasladaron rápidamente al pobre osezno. Jeremy volvió al cobertizo, con la respiración entrecortada por el frío. El osezno yacía desplomado en el suelo, con los ojos semicerrados y el cuerpo inmóvil; su anterior determinación había sido sustituida por el agotamiento más absoluto.

A Jeremy se le aceleró el pulso; estaba claro que el osezno había dado todo lo que tenía para proteger a los cachorros y ahora estaba al borde del colapso. Se arrodilló junto al osezno y sus manos temblaron al comprobar suavemente si presentaba signos de vida. El oso respiraba entrecortadamente, su cuerpo estaba débil y no reaccionaba.