Un hombre se encuentra con un animal congelado en medio de una tormenta de nieve: lea lo que ocurre a continuación

Apoyándose en el aire helado, Allan levantó con cuidado el conejo, aún envuelto en la toalla. El peso en sus brazos se sentía imposiblemente ligero, un recordatorio de lo frágil que era la criatura. La corta distancia entre el camión y la clínica le pareció kilométrica, y sus botas se hundían en la profunda nieve.

Respiró entrecortadamente cuando llegó a la puerta y llamó con urgencia. Un momento después, la puerta se abrió y apareció el Dr. Edwards, un hombre de mediana edad con el pelo canoso y los ojos cansados. La tenue luz del interior de la clínica apenas iluminaba su rostro.