El característico estilo en blanco y negro de Nixon realza la profundidad emocional, eliminando las distracciones para centrarse en los rostros de las mujeres y en el tranquilo paso de los años. El telón de fondo natural añade una cualidad atemporal, mientras que su vestimenta relajada y variada hace que la imagen se base aún más en lo cotidiano, reflejando la habilidad de Nixon para captar tanto lo personal como lo universal.
1980