Siguió a un lobo al bosque. Lo que encontró le cambió la vida

La última anotación del diario, en la que describe su primer avistamiento del mítico lobo blanco, bullía de excitación febril. Lo llamaba «el mito en carne y hueso», y la letra parecía vibrar de emoción. Este momento marcó un punto de inflexión en su gran aventura.

A medida que cambiaban las entradas, el viajero detallaba sus meticulosos planes para capturar al lobo. Redes, cámaras y sedantes estaban preparados, revelando una estrategia cuidadosamente elaborada. Su búsqueda de reconocimiento personal eclipsaba cualquier aprecio verdadero por la criatura o su hábitat.