Tenía dos opciones: quedarse allí, indefenso, esperando a que alguien decidiera si era culpable de algo que no comprendía, o volver al bosque y descubrir la verdad por sí mismo. Tenía que demostrar que sólo había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, pero lo más importante era que necesitaba respuestas, algo que creía que no iba a obtener de la Dra. Monroe.
En el momento en que Daniel volvió a pisar el sendero del bosque, una oleada de inquietud se apoderó de él. Los árboles parecían ahora más altos y el sendero más oscuro que antes. Aceleró el paso y volvió sobre sus pasos anteriores. Su aliento se empañó en el aire fresco del atardecer. El bosque parecía más pesado, casi observándole.