Un escalofrío recorrió la espalda de Daniel. Su mente se agitó. Creían que estaba implicado. Quizá creían que había hecho daño al cachorro. Tal vez sospechaban algo peor. No tenía pruebas de su inocencia. Ni testigos. Ninguna manera de explicar lo que había sucedido. Ya se imaginaba cómo acabaría todo.
Sus pensamientos se dirigieron hacia la mochila manchada. Aunque les llevara al claro para demostrar su inocencia, no tenía ni idea de a quién pertenecía o qué había pasado allí. ¿Y si la policía creía que estaba relacionada con un crimen? ¿Y si decidían que él era el único sospechoso?