Un gato montés salvaje se acerca a una mujer y ella decide seguirle

Aparcó en la entrada del sendero y estiró las piernas. El aire era fresco. El tipo de aire que te hace sentir despierta.

Empezó a caminar, el crujido de las hojas bajo sus botas la tranquilizó. Los árboles se mecían suavemente, indiferentes a su presencia. Era exactamente lo que necesitaba.