Un gato montés salvaje se acerca a una mujer y ella decide seguirle

Sintió un escalofrío. No eran simples cazadores furtivos. Estaban armados.

Tenía que seguir moviéndose. Despacio, con cuidado, se arrastró entre la maleza, pegada al suelo. Cada paso era un riesgo, cada respiración era demasiado fuerte.