Claire se obligó a moverse, dando pasos ligeros y silenciosos. Cada crujido de las hojas bajo sus pies resultaba ensordecedor. Tenía que salir de allí antes de que regresara quienquiera que hubiera puesto la trampa.
Intentó controlar la respiración, pero el pánico se abría paso en su pecho. Los árboles se apretujaban a su alrededor, cada uno con el mismo aspecto que el anterior. El rastro tenía que estar cerca, pero ¿hacia dónde?