Un gato montés salvaje se acerca a una mujer y ella decide seguirle

Se le aceleró el pulso. El sol se había movido, proyectando largas sombras. Si no encontraba pronto el rastro, se metería en un buen lío.

Se puso en pie y escrutó los árboles. Todo parecía igual. Girar en círculos no serviría de nada.