La gata madre gruñó por lo bajo y se acercó. El corazón de Claire latía con fuerza, pero se mantuvo firme. «Intento ayudar», susurró.
Finalmente, sus dedos rozaron algo áspero. Una piedra dentada, pequeña pero afilada. La agarró y la introdujo bajo el alambre, haciendo palanca con cuidado.