Una mirada más atenta a la tienda reveló signos reveladores de una partida rápida: la entrada estaba torcida, la tela ligeramente rasgada y las cremalleras desalineadas. Estos detalles sugerían una historia de urgencia y quizá de miedo, lo que despertó la imaginación y la preocupación de Samantha.
Dentro de la tienda, entre los efectos personales esparcidos apresuradamente, Samantha descubrió un pequeño medallón que contenía una fotografía familiar, un conmovedor recuerdo de las vidas entrelazadas con este lugar. Junto a ella, una cámara con una tarjeta de memoria medio llena de momentos capturados y congelados en el tiempo ofrecía una narración silenciosa, una ventana a las experiencias de quienes una vez llamaron hogar a este refugio temporal. Estos objetos, aparentemente mundanos, contenían historias que esperaban ser desveladas, atrayendo a Samantha aún más hacia el misterio que encerraba el bosque.