Mientras Hazel permanecía allí, el oso le devolvía la mirada, creando una escena inusual. Los transeúntes cercanos, curiosos al principio, se alarmaron rápidamente. La visión de una mujer enfrentándose a un animal salvaje en medio de la ciudad fue suficiente para detener a todo el mundo.
Gritos de preocupación surgieron a su alrededor, instando a Hazel a retroceder. Las voces llenaban el aire, llenas de miedo e incredulidad, mientras presenciaban el tenso enfrentamiento entre la humana y la bestia, inseguros de lo que podría ocurrir a continuación.