Las aguas se tragaron su casa, pero con ellas flotó algo aterrador.

El agua no parecía retroceder y no había señales de que el ejército trajera raciones o los rescatara pronto. Aditya se sentó con frustración, mirando fijamente su teléfono, intentando de nuevo cargarlo con la dinamo del ventilador del techo. Era un intento desesperado.

Había conseguido una pequeña carga, pero cuando lo encendió, la red móvil seguía completamente caída. Ni llamadas, ni mensajes, sólo una pantalla en blanco. Estaban completamente incomunicados, sin forma de contactar con nadie para pedir ayuda o actualizaciones sobre el rescate.