La tormenta empezó a amainar y la lluvia se convirtió en una ligera llovizna, pero dentro de la casa inundada la tensión era insoportable. La presencia de la serpiente añadía una nueva capa de terror a su ya precaria situación. Los helicópteros seguían sobrevolando la zona, pero no sabían si el ejército vendría a por ellos, ni cuándo.
Por el momento, estaban atrapados en una casa que se consumía lentamente por el agua, con una serpiente gigante bloqueando su única salida. Y fuera lo que fuera lo que la serpiente se había tragado, seguía siendo un misterio aterrador que acechaba justo bajo la superficie.