Las aguas se tragaron su casa, pero con ellas flotó algo aterrador.

Pero algo iba mal. La serpiente no se movía libremente. Parecía perezosa, casi atascada. Fue entonces cuando Aditya se percató de la protuberancia en su cuerpo: un bulto grande y grotesco que distorsionaba la sección media de la criatura. La serpiente se había tragado algo, algo enorme, y ahora no podía moverse.

Aditya sintió una oleada de náuseas mientras su mente barajaba posibilidades. ¿Qué podía ser tan grande que incluso esta enorme criatura tuviera dificultades para digerirlo? La serpiente flotaba indefensa en el agua, con el cuerpo lastrado por lo que había consumido.