Cassandra la miró con gran incredulidad. Se notaba que estaba pensando que Lena podía estar perdiendo la cabeza. Se quedó un poco boquiabierta y luego dijo: «Mira, Lena, eso es…»
Cassandra no había hecho más que empezar a hablar cuando miró la foto arrugada que Lena tenía en la mano. «Dios mío», jadeó, tapándose la boca por la sorpresa. «Ese hombre es idéntico a tu difunto marido. ¿Cómo es posible?»