La mente de Lena iba a mil por hora. Su colega ya le había advertido de que no estaba preparada para volver a trabajar tras la muerte de Gabriel. Ella había sido terca, insistiendo en que estaba bien y lista para volver al trabajo.
Pero ahora había visto a su difunto marido, o al menos a alguien exactamente igual. Estaba convencida, pero ¿y si todo era mentira? ¿Y si no era verdad? La duda y la confusión nublaron su mente, dejando su corazón agitado.