Mallory y Jacob intercambiaron miradas preocupadas. «Eso es una locura, Tanner», dijo Mallory, su voz mezclada con preocupación. «Esas paredes de hielo son inestables. Un movimiento en falso y acabarás en el agua, o peor» Jacob asintió con la cabeza, con expresión tensa.
Pero Tanner ya se estaba moviendo, recogiendo los aparejos de pesca y las cuerdas, con el rostro resuelto. Sus manos se movían con determinación cuando empezó a fabricar un piolet improvisado, atando las cuerdas a un par de robustos anzuelos de pesca.