Ella pasó días preparando todo tipo de comidas deliciosas para asegurarse de que todo saliera perfecto. Por fin llegó la mañana de la cena de reencuentro. Natalie fue temprano a casa de la Sra. García para ayudarla a prepararlo todo. La Sra. García era un manojo de energía nerviosa, mullendo cojines, reorganizando álbumes de fotos y preocupándose por cada pequeño detalle.
Natalie ayudó a preparar un surtido de aperitivos para cuando llegara Kevin. Podía sentir la ansiedad de la Sra. García. «Va a ser maravilloso, abuela», la tranquilizó Natalie, apretándole la mano. Precisamente a las seis de la tarde sonó el timbre. Natalie abrió la puerta con una sonrisa cálida y acogedora. «Hola de nuevo, pasad, por favor».