A menos, pensó Natalie con una risita, que hubiera sufrido una drástica transformación y fingido su propia muerte para empezar una vida completamente nueva con una nueva identidad. Pero incluso en ese caso, es imposible que acabara convirtiéndose en director general de una empresa en el plazo de un año. Natalie se dio cuenta de que, a pesar de sus esperanzas y plegarias, ése no podía ser su padre.
La idea parecía demasiado descabellada, pero en medio de su dolor, le reconfortó la idea de obtener por fin algunas respuestas. «¡Tengo que preguntárselo de una vez!» Susurró Natalie, con voz temblorosa. «Aunque hubiera perdido la memoria y empezado una nueva vida, tengo que hablar con él y averiguar la verdad. ¿Ha estado ahí fuera todo este tiempo mientras yo le lloraba?» Las lágrimas se agolparon en sus ojos, amenazando con derramarse.