Las lágrimas corrían por la cara de Jacks mientras Bonnie le consolaba. Ambos estaban abrumados por la emoción, asombrados ante la visión de los pavos reales recién nacidos. Era algo verdaderamente extraordinario, y sabían que sus vidas nunca volverían a ser las mismas. Pero eso no era todo..
Jack se debatía entre su deseo de quedarse con todas las crías de pavo real y la realidad práctica de que simplemente no había espacio suficiente en su granja. Bonnie se apresuró a recordarle este hecho y, a regañadientes, acordaron un plan diferente.